Again


Juego de 62 cartas
9 x 6 cm cada
2014–2015




En esta obra, Torres invita al espectador a jugar con unas cartas similares a las del juego Memory. Nos encontramos ante una mesa con unas cartas boca abajo que debemos ir girando para conseguir emparejar. Sin embargo, no se tratará de buscar la pareja idéntica, sino de realizar conexiones entre las distintas imágenes que propone el artista. Se trata de una propuesta que aúna en un solo gesto varias de las nociones sobre la que sustenta Torres su obra: ofrece un marco para un ejercicio que se extiende en el tiempo y el espacio y en el que, al mismo tiempo, se trata la memoria y la construcción de un relato que podríamos vincular con el lenguaje. La mesa funciona como un gran archivo visual en el que vamos descubriendo de forma azarosa nuevas imágenes en cada nuevo movimiento. Reproduce en cierta manera cómo consumimos contenidos en Internet, saltando de una referencia a otra y trazando una línea propia de conexiones entre diversos contenidos (la mayoría de ellos visuales). Las cartas evocan hechos y conceptos diversos y, unidas entre sí, pueden generar relatos múltiples. El jugador deberá elegir si construye un relato conocido, el de la historia hegemónica, o si prefiere crear una nueva manera de ver y entender las relaciones entre los elementos representados y los diferentes acontecimientos.

Torres propone un espacio de juego en el que la dinámica de la competición entre los jugadores ha desaparecido: no existen ganadores ni vencidos, no hay aciertos ni errores y las reglas del juego permiten perseguir nuevos objetivos en cada nueva interacción. Con esta obra explora la manera en la que nos relacionamos y consumimos las imágenes en una cultura que privilegia lo visual y que está sometida a un continuo espectáculo de imágenes a través de los medios de comunicación; imágenes que mediatizan nuestras relaciones sociales y constituyen una cierta concepción del mundo. La pieza además prosigue una de las recientes líneas de trabajo de Torres acerca de los procesos de formación de la memoria. La imagen es un instrumento de permanencia de nuestros recuerdos y, sin ella, es muy difícil que algo se asiente a largo plazo en nuestra memoria. De ahí el gran poder que ejercen las imágenes sobre nosotros y la cautela con la que debemos enfrentarnos a ellas, puesto que son un elemento que se usa en la comunicación con la finalidad de captar nuestra atención, de convencernos e incluso de guiar nuestros gustos, creencias y decisiones.

Beatriz Escudero
Comisaria de la exposición s'wonderful
La Casa Encendida, Madrid