Arder por dentro


Instalación con láminas de vidrio de templado (100 x 50 x 0,5 cm cada), tubos LED T5 (90 cm cada), pantalla LED transparente (6 módulos de 100 x 50 x 7 cm; mediaplayer), máquinas de niebla, líquidos de niebla, tubos y accesorios de metacrilato transparente, altavoces, amplificador, reproductor de audio, cableado
Dimensiones variables
2025







“Nadie ha visto nunca un lugar sin tiempo, ni un tiempo sin un lugar”, dijo en una ocasión el físico matemático Hermann Minkowski. Podemos entender esta afirmación como el resumen de la vinculación entre el espacio y el tiempo en un continuo espaciotemporal (relativista) que conforma nuestra realidad. De estas cuatro dimensiones, podemos ver las tres espaciales y, sin embargo, ¿por qué no podemos ver el tiempo? 

¿No tiene el tiempo estructura interna? ¿No es consistente? ¿O acaso es el tiempo transparente? ¿Es decir, transparente para nosotros, para nuestros ojos? ¿Transparente porque tiene, como muchos objetos, una estructura física molecular que los fotones la atraviesan y ni tan solo un fotón se desvía y llega a nuestros ojos?

Por otro lado, nuestra percepción espacial está asociada a los canales semicirculares del oído, que se sitúan en los tres planos del espacio y son responsables en detectar y coordinar los movimientos de aceleración y rotación. Un equilibrio fisiológico que es justamente lo que permite al cerebro mantener una visión clara de su entorno. Si el tiempo no se puede disociar del espacio, ¿quizás el tiempo no se percibe con los ojos y sí con los oídos? ¿Será el tiempo, más bien, un estado de equilibrio?

Estas son las preguntas que han guiado la investigación artística, que ha atravesado campos tan diversos como la física, la lingüística y la biotecnología, entre otros. Plantear la transparencia del tiempo es preguntarse sobre la composición física del mismo, un ejercicio de especulación poética. Sabemos que el pasado se queda grabado en la memoria. Tenemos cierta imagen de un momento, aunque vaya perdiendo definición. ¿Podríamos decir que es translúcido? Y el futuro, aún no visto, ¿será completamente transparente? ¿O completamente opaco? El tiempo presente puede ser invisible o transparente, pero definitivamente lo sentimos. ¿Podríamos decir, entonces,  que es semitransparente? ¿Cuáles son las implicaciones –poéticas y políticas– de tal suposición?

En la instalación Arder por dentro, una retícula de láminas de vidrio transparente se ubica en el suelo, algunas apoyadas sobre líneas de luz blanca, por debajo de las cuales circula un flujo de niebla. Debido a su concentración o dispersión, hace más o menos visible esta especie de membrana cristalina que se eleva del suelo. Unas pantallas de LED reproducen un vídeo de partículas en movimiento (esas partículas en suspensión en el aire, que apenas vemos), así como modula el espacio simplemente con color (por la dispersión de fotones). Acompaña a estos elementos, una composición sonora realizada específicamente para la obra y se le propone al público escuchar con auriculares el texto de la publicación narrado. Una voz que entra directo al oído y habla del tiempo para unos ojos ajenos a él. Se genera así una experiencia colectiva e individual a la vez, como es la del tiempo.



Créditos
Concepción, vídeo y montaje: Pedro Torres
Texto y voz: Pedro Torres
Estudio de grabación: La isla estudio
Sonido ambiente: Unai Lazcano
Vídeo: 14:41s (en bucle)
Sonido: 35:00s (en bucle)
Narración: 9:48s





La investigación de este proyecto recibió el apoyo de una de las becas para investigación e innovación en el ámbito de las artes visuales de la Oficina de Soporte a la Iniciativa Cultural del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya. La producción de la exposición tuvo apoyo de las subvenciones de movilidad en el ámbito de las artes visuales del Institut Ramon Llull.