House of the Sun


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Instalación multicanal (6 pantallas), sonido, iluminación, telas, varillas metálicas, proyectores de diapositiva, metacrilato, filtros fotográficos, motores, placas fotográficas de cristal
2020


Instalación multicanal

Vistas de la exposición

Stills de los vídeos


House of the Sun es un proyecto que ocupa diferentes espacios de la Casa Seat, especialmente el auditorio con una gran instalación multicanal en la que el público se encuentra inmerso en un ambiente visual, sonoro y lumínico. House of the Sun parte de nuestra relación con el Sol, como especie y como planeta en un sistema. Abordando conceptos como la distancia, el movimiento y los ciclos temporales (los nuestros y el del Sol) desde un punto de vista físico, pero también emocional y filosófico. Una reflexión sobre la relación que tenemos con esta estrella que nos proporciona la radiación suficiente para fomentar la vida. Una reflexión sobre nuestro pasado, presente y futuro, en términos de sostenibilidad y supervivencia (como fuente de energía para nuestra existencia, pero que también puede serlo para nuestra destrucción). Una relación que también pasa por nuestros ojos, por la visualidad: de la misma manera que necesitamos el sol para ver, nos puede cegar y abrasar.

En el hall de entrada, nos encontramos con una gran instalación compuesta por telas amarillas colgadas, un proyector de diapositivas con filtros fotográficos en movimiento y algunos objetos. Una de las telas describe una forma sinuosa que recuerda a la mitad de un analema, una forma en curva que, en astronomía, describe la posición del Sol en el cielo si es observado desde el mismo lugar y hora a lo largo del año. Esta imagen visibiliza nuestra relación con el Sol, nuestra órbita a su alrededor y el paso del tiempo. Tenemos una relación cíclica, pero con sus variaciones. Las telas remiten a cortinas caseras, cotidianas. Son elementos sencillos que intermedian nuestra relación íntima con la luz solar. A través de las cortinas filtramos la luz y entrevemos el exterior. Cuando se consideran las unidades espaciales mínimas de consumo, la casa, el hogar, es una de ellas. Reflexionar sobre la sostenibilidad pasa por nuestra intimidad. Y por nuestra relación con la luz. Otro elemento presente en la instalación es una planta. Como organismo viviente, son seres cuya inteligencia (vegetal) está demostrada que funciona en escalas temporales que nos superan. Tienen una relación con el ambiente mucho más equilibrada en término de aprovechamiento de recursos, entre ellos la luz solar, de la cual son primariamente dependientes y nos propician el suministro de nuestra existencia.

En la pantalla vertical, al lado de la instalación, vemos una animación gráfica que parte de un vídeo con los datos de emisión de CO2 derivado del uso de combustibles fósiles en el mundo. En 1800, una tonelada de gas era emitida por segundo. En 1850, sobre las seis toneladas por segundo y cincuenta años más tarde este valor se multiplica por diez. En los años 1950, son ya 187 toneladas por segundo y por los años 2000, pasamos de las 750 toneladas emitidas a cada segundo a la atmósfera debido a la quema de combustibles fósiles. Nos aproximamos a niveles de CO2 en la atmósfera de hace 15 millones de años, cuando las temperaturas eran hasta cuatro grados superiores y el nivel del mar veinte metros más alto.

Vídeo a partir de datos de emisión de CO2

Adentrándonos en el auditorio, una serie de vídeos se despliegan por el espacio con un sonido cíclico envolvente, además de algunas configuraciones con telas amarillas, proyecciones y filtros fotográficos que terminan de componer el ambiente. Los haces de luz de los proyectores forman pequeños soles repartidos por el espacio y los filtros fotográficos puestos en movimientos recuerdan a sistemas solares. Los reflejos y destellos que aparecen circulan por toda la sala, trayendo luz adentro.

Uno de los primeros vídeos que se ve es un time-lapse de diez años de la actividad del Sol realizado por el Solar Dynamics Observatory de la NASA. El ciclo solar tiene una duración de más o menos once años y es el período en el que los polos magnéticos norte y sur cambian de posición. Este cambio genera mucha actividad en la superficie del Sol, como las manchas solares causadas por los campos magnéticos. En el inicio de un ciclo, la cantidad de manchas es pequeña y aumenta según avanza el ciclo, hasta alcanzar su máximo a mitad del ciclo solar. Las erupciones gigantes también aumentan según avanza el ciclo. Erupciones que desprenden mucha energía y material al espacio, causan las auroras en la Tierra y pueden tener efectos en nuestras comunicaciones. Sobre el vídeo de la NASA, se superponen dos símbolos astrológicos: el del Sol y el de la Tierra. Son dos capas de información y dos formas de comprender nuestra relación con lo cosmológico: la observación científica y una interpretación subjetiva de la influencia de los astros en nuestras vidas.


Vídeo con el time-lapse del Sun Dynamics Observatory, NASA (fragmento de 30min; vídeo completo 58min)

En otro de los vídeos, vemos una serie de imágenes, recientes y antiguas, que se van fundiendo entre ellas. Imágenes de prominencias y manchas solares, erupciones, eclipses y la corona solar. Estas imágenes nos llevan a un pasado científico, poco definido, que ha avanzado en cuanto a dispositivos de la imagen. En otra pantalla, datos visualizados en vídeos se transforman en imágenes prácticamente abstractas. Uno de los vídeos de base muestra un mapa del calentamiento global, con la subida de las temperaturas representada por colores, desde 1884 a 2019, en el que pasamos de un azul claro a un rojo intenso de las últimas décadas. De la misma manera, el otro vídeo muestra la cantidad de CO2 en la atmósfera, de 2002 a 2016, y el mismo giro hacia el rojo debido al aumento masivo de emisiones en los últimos años. El resultado es una estetización de los datos que provoca cierta fascinación y distanciamiento de la realidad.


Vídeo con imágenes relacionadas con el sol



Vídeo a partir de mapas de calentamiento global


Vídeo textual

En otra pantalla, vemos un vídeo de base textual, donde se pueden leer los varios conceptos que atraviesan todo el proyecto. De forma narrativa, se enlazan historias sobre la distancia, la visión, los fósiles y el tiempo, el viaje de un fotón y el futuro. A su lado, otro vídeo –Sunset– termina de componer la instalación multicanal, concebido de forma independiente al proyecto pero dentro del mismo marco de investigación.


Vídeo Sunset

Cuando se investiga científicamente (y se plantea hipotéticamente) la existencia de vida en otros lugares del universo, uno de los factores imprescindibles es la presencia de luz (fotones) y la dualidad entre luz y oscuridad. Por orbitar el Sol y tener movimiento de rotación, presenciamos en la Tierra un fenómeno como la puesta del sol. El ocaso es un momento mágico, de consciencia del tiempo, de la transición entre el día y la noche (momento que suscita una rápida respuesta emocional y de preparación de la vista para un drástico cambio lumínico), un breve momento de conexión visual con el sol (por poder mirarlo directamente) y cuando extendemos nuestro ser desde dentro hacia fuera, en un vínculo universal (espaciotemporal). También suele resultar en paisajes altamente teñidos de color estéticamente muy atractivos y simbólicos para el ser humano (los rayos de luz solar atraviesan más atmósfera hasta llegar a nosotros, hay mayor dispersión y las luces amarilla y naranja son más absorbidas por las moléculas de ozono, dejando un tono magenta en la atmósfera). Privarse de ver el horizonte (y una puesta de sol) –como en tiempos de confinamiento espacial– hace que uno busque en su realidad más cercana la manera de suplir esta necesidad, esta visión. Sunset surge de esta carencia, de estas reflexiones sobre el Sol, el tiempo, nuestra relación y posición en el universo, y una mirada pausada hacia lo cotidiano, que nos puede proporcionar momentos trascendentales de contemplación de cosas sencillas. En el vídeo se ven gotas de yodo cayendo en un frasco de cristal lleno de agua. El vídeo fue realizado en una sola toma y fascina el comportamiento del yodo en el agua, dejando filamentos y formas, que gradualmente se depositan en el fondo del recipiente. Esta actividad recuerda a la que ocurre en la superficie solar, con sus explosiones y protuberancias. Poco a poco, el agua va siendo teñida de varios tonos. Al mismo tiempo que ocurre esta puesta de sol artificial a pequeña escala, la máscara inicial amarilla que revela solo el centro de la pantalla se va difuminando y dejando ver lo que realmente hay detrás (nada más que un recipiente con agua en un entorno casero). La disolución del amarillo empieza a 8 minutos y 19 segundos, el tiempo en que la luz del sol tarda en recorrer la distancia hasta la Tierra.

El recorrido de House of the Sun termina en la primera planta, donde se puede ver una pequeña instalación con tres placas fotográficas antiguas en rotación. Estas placas de cristal con imágenes de manchas solares funcionan como imágenes-fósiles, objetos del pasado que a día de hoy reflejan más nuestra evolución del conocimiento científico y sus aparatos tecnológicos que revelan el objeto de la imagen sí mismo.

Instalación con placas fotográficas de cristal

Nuestra relación con el Sol es de carácter fundamental y de un delicado equilibrio. Su existencia nos propicia la vida y la visión –y, a través de la visión, gran parte de nuestra comprensión sobre la propia vida. Tener el Sol en nuestras vidas y campo visual nos ha permitido ubicarnos y entendernos en el universo. También habitar una zona con condiciones óptimas para el surgimiento y mantenimiento de la vida. House of the Sun plantea muchas cuestiones partiendo de nuestro presente y de la relación profunda que tenemos con el Sol.


Visita comentada a la exposición:




Casa Seat, LOOP Barcelona 2020