No calma,
no cura,
no sublima



Exposición individual con obras en neón, videoinstalación, dibujo, texto
2021






No calma, no cura, no sublima procura abordar el tiempo desde distintos lugares a través de un conjunto de obras independientes, pero puestas en relación en la exposición, conformando un espacio para ser habitado.

Uniendo las obras en el espacio de exposición, una moqueta amarilla recubre parte del suelo y se propone a ser pisada, ser el soporte de los cuerpos de los visitantes. La moqueta describe unas formas orgánicas, sinuosas, que podríamos verlas trazadas en el aire por una mano que gesticula. Un gesto como respuesta a una pregunta. Una pregunta sobre un tiempo en concreto.

Las primeras obras que nos encontramos,Timelines (2020), suspendidas en el aire, son tres piezas de neón de distintos tamaños a diferentes alturas. Hacen referencia a líneas temporales (o líneas de mundo, en el espacio-tiempo y vocabulario de Minkowski): rectas, pero a la vez cortadas, limitadas; en paralelo, pero puestas en circularidad. Tiempo lineal y tiempo circular. Ambos presentes en nuestra percepción del tiempo. Nuestras vidas parecen que discurren como una línea (que no recta), pero en días y noches que se repiten, en eventos cíclicos, en muchos y muchos ciclos.

Nuestro reloj interno puede ser medido de muchas maneras, en señales eléctricas o pulsaciones por ejemplo. La actividad cerebral, como señal eléctrica, dibujada en un papel, como un vaivén. Como la mano que gesticula, o dibuja. Un individuo como un paisaje como un planeta (2020) es uno de estos grafos, aislado, puesto en movimiento, en circularidad. También es como un fósil, porque cristaliza el tiempo y sobrevive a él.

En otro lugar, nos deparamos con Un encuentro en un tiempo (2020). Otra vez, una línea orgánica, sinuosa, sensual, se hace visible para visibilizar el tiempo –un tiempo– y lleva superpuesta otra capa de líneas, estas más controladas y creando relaciones espaciales a través de arcos y pequeños círculos. El dibujo nos atrae a un tiempo propio, de pura potencialidad.

Al fondo de la sala, grandes letras amarillas deslizan hacia arriba en la pared, sobre un fondo ralentizado de un cráter de un volcán en erupción, interrumpido a ratos por otras imágenes, pequeños fósiles visuales en el estrato de la imagen digital. En el texto del vídeo confluyen varias voces, de autores a partir de los cuales se construye una narración sobre el tiempo. El principal autor con quien el artista entabla una especie de conversación –primero interna y luego materializada en palabras propias, compartidas, apropiadas, re-escritas– es Georges Didi-Huberman, quien ha escrito diferentes textos a partir de Aby Warburg y su manera de historicizar el tiempo: el anacronismo y la supervivencia. Además de estos historiadores, otros autores entran en el flujo del texto, con algún concepto o cita que aparecen transformados entre las palabras que interpelan, físicamente, al público–espectador–lector. Un foco fijo proveniente de un proyector de diapositiva quema la imagen y recuerda a nuestro sol, a esa luz que transforma la materia en fósil. La videoinstalación se titula No calma, no cura, no sublima (2019-2021), palabras en negativo de unas cualidades comúnmente asociadas al tiempo, que surgen como un recordatorio de la construcción lingüística que hacemos del mismo.





La exposición se complementa con un texto de Alexandra Laudo (comisaria artística), escrito específicamente para la exposición a pedido del artista. Una pequeña pieza literaria que abre –o cierra– el espacio –o el tiempo– de la exposición.



Centro Párraga
08.01 – 07.02.2021

Fotografías: Vacío Estudio