Time Bends as We Come Closer


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Exposición individual con obras en neón, texto, tela, audio, alfombra, fotografía
2020




Time Bends as We Come Closer es un proyecto de exposición alrededor de la curvatura del espacio-tiempo y nuestra relación con la fuerza de la gravedad. En la mecánica clásica, la gravitación es una fuerza de atracción que actúa entre los cuerpos con masa, pero a partir de la teoría general de la relatividad se entiende como la deformación de la geometría del espacio-tiempo provocada por una masa. Una fuerza invisible y, al contrario de lo que se pueda pensar, muy débil (la más débil de las cuatro interacciones fundamentales de la naturaleza). Una interacción a la que los seres humanos, como cuerpos en relación a otros cuerpos, estamos sujetos y que nos ha moldeado (química, física e intelectualmente) en nuestro entorno cotidiano y cosmológico.

La gravitación como punto de partida surge de mi interés en temas científicos, sobre todo relacionados con el tiempo, y del propio espacio físico de la galería, cuya verticalidad ha favorecido vincular la reflexión sobre el tiempo con la interacción gravitatoria específicamente. La exposición reúne obras en diferentes medios y funciona como un sistema entrelazado. Explora la verticalidad y la horizontalidad, la atracción y la repulsión. Y afecta en la postura corporal del visitante: entra de pie y acaba tumbado.

En la investigación previa al proyecto, en el ámbito artístico, dos campos se destacan en la exploración de la gravedad: la escultura y la danza. Adentrándonos en la exposición, nos encontramos con dos piezas de neón idénticas que se presentan en paredes opuestas, pero una en posición horizontal y la otra en vertical: From the Past (Score —h) y From the Future (Score v—). La base es un dibujo tridimensional, con curvas, elipses y rectas, que remite a las órbitas (objeto de estudio de la física relacionado con los campos gravitacionales) como un sistema de cuerpos en relación, afectados por la atracción de sus masas. Cada pieza es una escultura hecha de un trazo de luz, que hace visible en el aire las líneas que pueden conectar cuerpos. Con el simple gesto de girar la forma, es decir, dejar incidir sobre ella la gravedad a partir de un posible eje de rotación, vemos cómo ocupa otro espacio y se transforma completamente ante nuestros ojos (que tienen una direccionalidad fija debido justamente a la gravedad). Las dos piezas, además de funcionar como esculturas autónomas, sirven como partitura para una pieza de danza basada en el contact improvisation, una técnica desarrollada por Steve Paxton en los años setenta.

Tiempo curvado y caíste es una instalación que pone en relación y contraste varios elementos: una tela de seda (que se arruga como la piel), líneas de luz que cruzan el espacio (en forma de neones) y texto (palabras que se hacen visibles en el encuentro con el material y los ojos de quien mira, que ganan sentido en su mente y se deshacen en una danza caprichosa de idas y venidas del tiempo). De forma poética, el texto hace un repaso por la curvatura del espacio-tiempo, las caídas, las miradas y las masas, los cuerpos y las órbitas. El propio texto se ve afectado por un movimiento de caída y su lectura es contraria a la corriente: se lee de abajo hacia arriba.

Otras dos piezas independientes, pero puestas en relación en la exposición, son Falling y While Thinking of Escaping (Mientras no escapamos). Falling es un audio de 48 minutos, un paisaje sonoro compuesto a partir de tres pistas ya existentes: Walking & Falling (1982), de Laurie Anderson; Falling (2011), de Meredith Monk; y Falling, Catching (2010), de Agnes Obel. Las tres piezas remiten al hecho de caerse, movimiento que nuestros cuerpos experimentan constantemente debido a la fuerza gravitatoria, apenas perceptible o consciente en lo cotidiano. Caminar es un permanente caer para levantarse. Para ser escuchada, se le impone al oyente una especie de caída prolongada (ha de tumbarse) lo que exige un cambio de postura corporal de lo vertical a lo horizontal. Además, solo se escucha la parte proporcional del audio con respecto a la altura de la sala y los días de exposición. Una proporción dada por un cálculo que involucra el valor de la gravedad g en la Tierra.

Falling, física y conceptualmente, es una obra que transita los ejes vertical y horizontal y, de la misma manera, lo hace la superficie donde tumbarse para escucharla: la obra While Thinking of Escaping (Mientras no escapamos). Esta pieza es una alfombra de lana natural con el dibujo de la fórmula de la velocidad de escape (basada en una ilustración de Isaac Newton presentada en su Principia. La fórmula permite calcular la velocidad que otro cuerpo ha de tener para alejarse indefinidamente de un cuerpo más masivo al que se vincula por la gravedad. Por nuestras propias capacidades (y limitaciones) físicas, como seres humanos sobre la Tierra, no podemos escaparnos de ella, estamos anclados a esta superficie. Sin embargo, el cielo –sobre todo el nocturno– siempre ha ejercido una fuerza de atracción sobre nuestros ojos y nuestras almas y ha forjado un deseo de ir allí, de salir de aquí, de volar y ver otros horizontes, también de escapar y desaparecer. While Thinking of Escaping (Mientras no escapamos) propone este momento de suspensión, de imaginación, de contemplación. Es físicamente inevitable quedarse inmóvil en esta posición, pero la mente obedece a otras leyes y deambula, llegando a ingrávidos confines insospechados.

Crecemos impulsados por una especie de movimiento antigravitatorio, hacia arriba, hasta el punto en que alcanzamos un equilibrio y nos estabilizamos, para enseguida empezar a encoger, doblarnos. Nuestros brazos, sin embargo, parecen siempre recordarnos dónde está nuestro fundamento, apuntan al núcleo compartido y dibujan una línea invisible que sale de las puntas de nuestros dedos hacia el centro de la Tierra. La fuerza de la gravedad actúa y también limita otros cuerpos, inanimados. Los vínculos entre átomos para agruparse en moléculas se ven afectados por esta interacción. Cuanto más alta es una montaña, mayor es la presión en su base, hasta el punto de que, si es muy elevada, la unión entre los átomos empieza a romperse y la montaña se hunde en la superficie terrestre para reducir la presión lo suficiente hasta que se solidifica y se estabiliza. Folded Mountain y Arm Bending muestran estas dos masas –una montaña y un brazo– de escalas muy dispares. Ambas representaciones se presentan materializadas en un tejido que permite que la imagen se doble y, al hacerlo, le confiere un volumen que anima la forma, cobra espesor y aparecen las curvaturas del espacio-tiempo.

En definitiva, con Time Bends as We Come Closer parto de la gravedad para hablar de cuerpos, de relaciones, de aproximaciones y de deformaciones, de lo íntimo y de cómo nos sentimos atraídos unos por los otros, de fuerzas invisibles y del tiempo, de fuerzas de atracción y repulsión, de contradicciones, de nuestra condición, como seres humanos, de estar anclados a la Tierra pero al mismo tiempo de nuestro deseo superviviente de escapar, de una relación poética entre arte y física y de la magia de las formas.


Hoja de sala con texto de Mónica Bello (comisaria artística, directora de Arts at CERN, Ginebra)



(vídeo proyectado sobre la seda amarilla en la instalación Tiempo curvado y caíste)


(visita guiada)


(3D tour en Artland)



Chiquita Room
Barcelona Gallery Weekend
17.09 – 07.11.2020

Fotografías: Roberto Ruiz